04 septiembre 2006

La avispa amarilla


Cómo no dedicarle un comentario a nuestras queridas vespas, desde antaño han estado unidas a la imágen de Correos, ver una vespa amarilla recuerda inevitablemente a los carteros.

Y es que los tiempos han cambiado, pero las motos de reparto no, por lo menos hasta ahora, que los nuevos modelos de Piaggio automáticas van reemplazando a las antiguas motocicletas de 125cc que diáriamente recorrian todo el panorama nacional.

Desde los cómics de mortadelo y filemón, hasta en alguna que otra concentración motera, se ha visto siempre asociada esta graciosa imágen de una vespa amarilla a la imagen del reparto tanto urbano como rural.

Desde que en 1946 se creó la Vespa, bautizada por el propio Rinaldo Piaggio como 'avispa', no sólo se han vendido en España alrededor de 1.500.000 de unidades, sino que además ha mantenido, a lo largo de toda su historia, una situación de liderazgo en el mercado de los scooters y ciclomotores, y la imagen de ser un vehículo de dos ruedas que hace a sus conductores masculinos más independientes y libres.

Para correos significó un vehiculo rapido, económico y facil de usar y conducir, que satisfacía las necesidades contractuales de la empresa y del reparto diário por toda la geografía española. La Vespa se puede considerar uno de los mitos dentro de la historia de los vehículos de dos ruedas. «A lo largo de tantos años ha sido la escogida por los conductores por la idea en la que se confeccionó el vehículo», afirma el director general de Piaggio España, Fernando Burgos, «cuando se creó la Vespa se pensó que fuera cómoda, limpia y económica».

Ahora que tanto la infraestructura de Correos como la imágen ha cambiado, los antiguos modelos de sus míticas vespas, se amontonan cual chatarra en los rincones de las cocheras de las carterías, han sido subastadas en masa, o simplemente llevadas directamente a las chatarrerías. Y los nuevos modelos de motocicletas automáticas de 4 tiempos van suplantando el lugar que han dejado. Son mejores, más rápidas, más fáciles de usar y seguramente más económicas y más fiables al tener freno de disco trasero.

Conducir una vespa es una sensación única, es una sensación que hace sonreir a quien las prueba y a quien las conduce a diário, una máquina no demasiado perfecta, ni equilibrada, pero muy divertida de conducir.

Dentro de pocos años solo nos quedará el recuerdo de unos vehiculos simpaticos que siempre quedarán, al menos para el que escribe este parrafo, en el corazón de los carteros.

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