Muchos sabreis lo mal que se llevan los perros y los carteros, es más, yo siempre he pensado que cuando Dios hizo el mundo, el primer cartero le dio una patada al primer perro, y desde entonces les caemos mal.
Bueno, pues por suerte no todos los perros son agresivos con el cartero, e incluso yo he hecho amistad con un can de mi barrio, aunque la forma de conocernos no fue del todo normal.
La semana pasada, iba repartiendo por una de mis numerosas calles de casas bajas con jardin, y en este pueblo la gente no sabe o no conoce que el reglamento postal dice bien claro que los buzones se deberán colocar hacia el exterior del muro de la casa o verja, y bueno, pues el buzon estaba por dentro. Abri la puerta del jardín o porche y cuando estaba introduciendo el correo en el casillero domiciliario, noté un calido lametón que recorrió desde el codo hasta el hombro de mi brazo izquierdo... cuando me giré vi la cabeza de un gran pastor alemán, un perro que por su tamaño si hubiese querido me habria tragado el brazo de un mordisco. El susto no me lo quita nadie, también es verdad que ahora cada vez que paso por ese número, siempre me encargo de saludar a mi amigo perruno.
Menos mal que no era fiero
si llega a ser fiero me come entero
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